Besamanos Extraordinario

MULTITUD DE DEVOTOS Y FIELES DESFILARON POR LA IGLESIA DE SAN JUAN DE DIOS DURANTE TODA LA SEMANA PARA VER A LA VIRGEN.

Desde el  martes 22 de Julio de 2014 , Nuestra Señora de la Amargura volvía a descender desde su camarín hasta el suelo del presbiterio para ser expuesta en Besamanos Extraordinario con el que poner fin a todo un año de actos conmemorativos en su honor. Para ello, la priostía de la Hermandad elaboró un nuevo altar de culto desde el que han dado luz el regalo que durante todo un año han ido confeccionando algunos hermanos: las velas rizadas. 

Desde que se abrieran las puertas de la Iglesia, un ir y venir de devotos no pararon de visitar a la Virgen, de dedicarles momentos de oración y plegaria. Un besamanos que ha permitido que, dadas las fechas estivales, hayan podido acercarse hasta sus plantas aquellos hijos de Constantina que viven fuera y no tienen la dicha de gozar de su presencia el resto del año.

Durante la tarde del Martes, el Grupo Infantil de la Hermandad organizó una Ofrenda Floral en la que participaron otros hermanos. Un acto que se inició con la misma canción que entonaran en la Plaza de Nuestra Señora de la Virgen en el Rosario Vespertino del veintiocho de junio. Seguidamente, se rezó la oración a la Virgen Niña y se hizo entrega a la Dolorosa de aquellas flores que, más tarde, formarían los frisos que la acompañaron durante toda la semana. Asimismo, se aprovechó para presentar a la Virgen una niña recién nacida cuya familia se encuentra vinculada al Grupo Infantil, quienes aprovecharon para regalarle un medallón para la cuna y un cirio rizado.

El la noche del jueves, tercer día de Besamanos Extraordinario, la Junta de Gobierno, mantuvo una Vigilia de Oración, a puertas abiertas, para que todo aquel que quiso pudiese acercarse a la Virgen en la intimidad de la noche y mantener un momento de reflexión y auténtico diálogo con la Madre de Dios. Con una Capilla totalmente oscura que invitaba a la oración, se rezó el Santo Rosario, una reflexión de la advocación de la Amargura y se llevó a cabo un turno de plegaria colectiva, en el que cada uno de los asistentes podía compartir con los demás aquello que quisiera dirigir a la Virgen. Tras unos minutos de silencio para permitir la oración individual, la Vigilia quedaba finalizada con el rezo de la Salve a Nuestra Señora de la Amargura.

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